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Concesiones de OOPP: más allá del llamado a ofertas

HERNÁN FLEISCHMANN Abogado, socio de Fleischmann y Román Abogados ORLANDO PALOMINOS Abogado, socio de Fleischmann y Román Abogados

Por: HERNÁN FLEISCHMANN Y ORLANDO PALOMINOS | Publicado: Martes 1 de octubre de 2024 a las 04:00 hrs.
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HERNÁN FLEISCHMANN Y ORLANDO PALOMINOS

Hace unas semanas se anunciaba el retraso en la recepción de ofertas para obras viales concesionadas: US$ 1.000 millones que no se ponen en marcha como consecuencia del verano europeo, costos y el problema con la permisología. Este ha sido uno de los temas más recurrentes del último tiempo, al punto de que incluso existe un proyecto de ley que busca solucionar un problema que no solo afecta a las obras públicas concesionadas, sino que, en general, a proyectos de inversión e infraestructura.

Sin embargo, el desarrollo adecuado y oportuno de proyectos de concesión de obras públicas no puede limitarse al análisis de costos y permisos. El éxito no depende de la cantidad de llamados o de ofertas, sino de su adecuada planificación, resiliencia y responsabilidad social, pues -al fin y al cabo- se trata de proyectos destinados a satisfacer necesidades sociales urgentes.

“Una visión global, y debidamente planificada de una obra concesionada, fortalece su licencia social, la confianza de la sociedad en el sistema y su éxito futuro”.

Las asociaciones público-privadas, adecuadamente planificadas y coordinadas, suponen el desarrollo suficiente y correcto de antecedentes y proyectos referenciales. Se trata de un “tiempo oculto” que antecede el bombo público, pero que es directo antecedente del éxito del proyecto. Así, aunque el mayor tiempo en el desarrollo puede significar una demora en su lanzamiento, en realidad es una base para su éxito futuro, pues reduce posibles controversias, demoras y sobrecostos, todos elementos que limitan o demoran la satisfacción del interés y que, finalmente, generan cuestionamientos sobre el sistema.

En este marco y en relación con los cambios climatológicos y los desafíos que presenta la geografía y sismología de nuestro país, los proyectos no pueden limitarse a atender una necesidad en un momento concreto. Son iniciativas de largo plazo, que deben tener en cuenta su capacidad de resiliencia y los beneficios que pueden reportar desde el punto de vista de su impacto social. En este sentido, y según estimaciones del Banco Interamericano de Desarrollo, el beneficio neto de invertir en infraestructura resiliente es de US$ 4 por cada dólar invertido, dejando así en evidencia que estos proyectos no pueden pensarse ni medirse aisladamente.

Estos proyectos también deben considerar su impacto social y sostenibilidad. No basta con la ejecución de obras, sino que es necesario que su desarrollo se enfoque en los beneficios adicionales que ellas pueden prestar para las comunidades (por ejemplo, el desarrollo de obras en beneficio de las comunidades aledañas, o la prestación de servicios complementarios). Una visión global, y debidamente planificada de una obra concesionada, fortalece su licencia social, la confianza de la sociedad en el sistema y su éxito futuro.

En suma, aun cuando sea de suma relevancia el pronto y expedito desarrollo de proyectos concesionados, estas asociaciones no pueden verse aisladamente, sino que debe considerarse que son parte de un sistema destinado a satisfacer necesidades sociales a largo plazo.

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